Pasamos hasta el 90 % de nuestro tiempo en espacios cerrados: en casa, en la oficina, en centros educativos o en lugares de ocio. Sin embargo, no siempre somos conscientes de que la calidad del aire en espacios cerrados tiene un impacto directo sobre nuestra salud. Desde problemas respiratorios hasta efectos a largo plazo, los contaminantes que no vemos pueden afectarnos más de lo que imaginamos. Pero ¿qué factores la determinan y cómo podemos protegernos?
¿Sabías que el aire en tu hogar podría ser menos saludable que el de una calle transitada?
Estudios recientes han demostrado que el aire interior puede estar más contaminado que el exterior, especialmente en zonas urbanas. Materiales de construcción, mobiliario, productos de limpieza y hábitos cotidianos como cocinar o encender una vela son fuentes de emisiones nocivas. Además, muchas de las sustancias presentes en el exterior también entran en los edificios y se acumulan con el tiempo si no hay una ventilación adecuada.
La situación preocupa especialmente cuando se trata de espacios donde conviven personas vulnerables, como menores, personas mayores o personas con enfermedades crónicas. Un aire de mala calidad en estos entornos puede agravar afecciones respiratorias o cardiovasculares, además de reducir el confort y la productividad.
Principales contaminantes en interiores
Entre los contaminantes habituales encontramos:
- Compuestos orgánicos volátiles (COVs), liberados por pinturas, disolventes o productos de limpieza.
- Partículas en suspensión, procedentes del polvo, la cocina o la quema de combustibles.
- Monóxido de carbono y dióxidos de nitrógeno, generados por sistemas de calefacción y cocinas de gas.
- Alérgenos como moho, ácaros o pelos de animales.
- Y uno de los más preocupantes: el radón.
El radón: un enemigo invisible y cancerígeno
El radón es un gas radiactivo de origen natural que se genera por la desintegración del uranio presente en suelos y rocas. Puede filtrarse desde el subsuelo y acumularse en espacios cerrados como viviendas, locales comerciales o lugares de trabajo, especialmente en plantas bajas y sótanos con escasa ventilación. Su presencia es invisible, inodora e insípida, por lo que solo puede detectarse mediante mediciones específicas realizadas por laboratorios acreditados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo considera la segunda causa de cáncer de pulmón, solo por detrás del tabaco. Conscientes de este riesgo, la Directiva 2013/59/Euratom obliga a los Estados miembros a establecer planes nacionales para reducir la exposición al radón, identificar las zonas más afectadas y realizar mediciones obligatorias en entornos laborales vulnerables.
En España, estas obligaciones se recogieron parcialmente en el Real Decreto 1029/2022 y se han completado con la aprobación de la reciente Instrucción IS-47 del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que regula cómo y dónde deben llevarse a cabo las mediciones. En este contexto, se ha publicado un completo listado de municipios de actuación prioritaria frente al radón, en los que se recomienda realizar estudios de concentración para garantizar la calidad del aire en lugares cerrados.
¿Qué podemos hacer?
Mejorar la calidad del aire en lugares cerrados está en nuestras manos. Algunas recomendaciones incluyen:
- Ventilar a diario, especialmente en cocinas y baños.
- Evitar el uso excesivo de productos químicos de limpieza.
- Revisar y mantener sistemas de calefacción y climatización.
- Elegir materiales de construcción certificados y de bajo impacto ambiental.
- Realizar análisis de radón en viviendas o espacios laborales, especialmente en zonas de riesgo.
Eurofins: expertos en análisis de radón
En Eurofins Environment Testing Spain, contamos con un equipo técnico especializado en la evaluación de la calidad del aire en interiores y en la medición de radón, tanto para particulares como para empresas e instituciones. Realizamos estudios completos conforme a la normativa vigente y ofrecemos soluciones para mitigar la exposición en caso de superar los niveles recomendados.