¿Qué es la gestión de residuos?

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La gestión de residuos es un tema que adquiere cada día una mayor preocupación. La sociedad avanza imparable hacía un modelo más sostenible en el que saber cómo gestionar correctamente los residuos que generamos y hacerlo de manera sostenible son dos necesidades básicas. En este artículo repasamos las principales cuestiones relativas a la gestión de residuos que debes conocer.

Cuál es el concepto de residuo

Según la propia Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular se entiende por Residuos cualquier sustancia u objeto que su poseedor deseche o tenga la intención o la obligación de desechar. Podemos considerar, por tanto como residuo, todo aquello de lo que nos queramos deshacer.

Cuáles son los tipos de residuos

Los residuos pueden ser clasificados según su origen y peligrosidad, atendiendo a los siguientes tipos que recoge la Ley 22/2011, de Residuos y suelos contaminados:

  • Residuos domésticos: aquellos que son generados en hogares debido a actividades domésticas. Pero también adquieren esta condición los residuos procedentes de servicios e industrias que puedan ser asimilados a los anteriores. Se incluyen dentro de la categoría de residuos domésticos los que se generan en los hogares ( aparatos eléctricos y electrónicos, ropa, pilas, acumuladores, muebles y enseres), así como los procedentes de obras menores de construcción y reparación domiciliaria. También entran dentro de esta categoría los que proceden de la limpieza de vías públicas, zonas verdes, áreas recreativas y playas, los animales domésticos muertos y los vehículos abandonados.
  • Residuos comerciales: son los residuos generados por una actividad comercial, al por mayor y al por menor, servicios de restauración y bares, oficinas y mercados, así como del resto del sector servicios.
  • Residuos industriales: son aquellos residuos que proceden de procesos de fabricación, transformación, utilización, consumo, limpieza o mantenimiento generados por la actividad industrial
  • Residuos peligrosos: son los residuos que presentan una o varias de las características de peligrosidad enumeradas en el anexo I de la Ley 7/2022 y aquél que sea calificado como residuo peligroso por el Gobierno de conformidad con lo establecido en la normativa de la Unión Europea o en los convenios internacionales de los que España sea parte. También se comprenden en esta definición los recipientes y envases que contengan restos de sustancias o preparados peligrosos o estén contaminados por ellos, a no ser que se demuestre que no presentan ninguna de las características de peligrosidad enumeradas en dicho anexo I.

Qué es la gestión de residuos

La gestión de residuos es el conjunto de operaciones que se realizan para dar tratamiento a un residuo desde el momento de su generación, hasta su destino final englobando todas las actividades realizadas durante todo el ciclo de vida, de principio a fin:

  • la recogida,
  • el transporte
  • tratamiento
  • almacenamiento
  • la eliminación o destino final
  • así como el mantenimiento posterior al cierre de los vertederos, incluidas las actuaciones realizadas en calidad de negociante o agente.

El concepto de gestión de residuos, como podemos ver, es amplio e incluye por tanto todas las siguientes actividades, que están recogidas en la ley de residuos según las siguientes definiciones:

  • Recogida: es la operación consistente en el acopio de residuos, que incluye la clasificación y almacenamiento iniciales para su transporte posterior a una instalación de tratamiento.
  • Recogida separada: es la recogida en la que se realiza alguna separación selectiva de materiales, según su tipo y naturaleza, para facilitar un tratamiento posterior.
  • Reutilización: cualquier operación mediante la cual productos o componentes de un producto que no sean residuos se utilizan de nuevo con la misma finalidad para la que fueron concebidos.
  • Tratamiento: dentro del tratamiento de residuos están englobadas las operaciones de valorización o eliminación. También se incluye la preparación anterior necesaria para la posterior valorización o eliminación.
  • Valorización: cualquier operación cuyo resultado principal sea que el residuo sirva a una finalidad útil al sustituir a otros materiales, que de otro modo se habrían utilizado para cumplir una función particular, o que el residuo sea preparado para cumplir esa función en la instalación o en la economía en general. En el anexo II de la Ley 22/2011 se recoge una lista no exhaustiva de operaciones que se consideran valorización.
  • Preparación para la reutilización: consistente en la comprobación, limpieza o reparación, mediante la cual productos o componentes de productos que se hayan convertido en residuos se preparan para que puedan reutilizarse sin ninguna otra transformación previa.
  • Reciclado: operación de valorización mediante la cual los materiales de residuos son transformados de nuevo en productos, materiales o sustancias, tanto si es con la finalidad original como con cualquier otra finalidad.
  • Eliminación: cualquier operación que no sea la valorización, incluso cuando la operación tenga como consecuencia secundaria el aprovechamiento de sustancias o energía. En el anexo I de la Ley 22/2011 se recoge una lista no exhaustiva de operaciones de eliminación.

 Cuál es el objetivo de la gestión de residuos

La gestión de residuos es un concepto de creciente preocupación a nivel social. Vivimos cada vez en una sociedad más concienciada a nivel medioambiental, donde la sostenibilidad empieza a jugar un papel importante y donde se buscan soluciones y nuevas técnicas de gestión de residuos que tiendan a minimizar los impactos ambientales y generar el menor desperdicio posible, hacia una economía sostenible o también denominada Economía Circular

También la legislación en materia de gestión de residuos es cada vez más exigente y va avanzando en esta línea, lo que se puede comprobar con el número de disposiciones legales que se regulan en la materia cada año.

Toda la política de gestión de residuos debe ir encaminada hacia la minimización de los impactos ambientales, es decir, hacia:

a) No generar riesgos para el agua, el aire o el suelo, ni para la fauna y la flora;
b) no causar incomodidades por el ruido o los olores; y
c) no atentar contra paisajes ni lugares de especial interés legalmente protegidos.

Desde esa perspectiva de protección, las administraciones competentes, abogan por aplicar la siguiente jerarquía de las operaciones de gestión de residuos, por orden de prioridad para conseguir el mejor impacto ambiental en la gestión de residuos:

a) Prevención;
b) Preparación para la reutilización;
c) Reciclado;
d) Otro tipo de valorización, incluida la valorización energética; y
e) Eliminación.

Métodos de gestión de residuos

Como ya hemos visto existen muchas técnicas que pueden ser englobadas como operaciones de gestión de residuos. La ineficiencia en los procesos de producción es una de las causas principales de la generación de residuos desproporcionada. No existen procesos con un rendimiento del 100% por lo que los residuos materiales que se generan están directamente relacionados con la eficiencia en el proceso de producción.

En la actualidad cada vez están más de moda conceptos como los de “prevención” y “ecodiseño”, que tiene por finalidad producir bienes de consumo pensando en el fin de vida del producto, y priorizando un destino final lo más sostenible posible.

Es importante que la prevención comience lo antes posible, diseñando los productos en fábrica y pensando en el menor impacto ambiental generado durante todas las etapas del ciclo de vida del producto, desde el origen, hasta que éste se convierta en residuo, al mismo tiempo que intentamos mantener el valor económico del bien.

Esta es la base del análisis de ciclo de vida, una herramienta que nos ayuda a conocer las fases de nuestro proceso que podemos y debemos optimizar desde un punto de vista ambiental, poniendo el foco en las etapas del proceso que tienen mayor impacto ambiental. En numerosas ocasiones pequeñas variaciones en el diseño y sistema de producción generen productos más reciclables o reutilizables. La economía circular pone el foco en reducir el impacto ambiental a lo largo de las diferentes fases de la vida útil de un producto –diseño, producción, distribución, consumo y final de la vida útil– introduciendo modificaciones en materias primas, procesos, cambios en el diseño, introducción de sistemas de reutilización, etc

Reducción, reutilización y reciclado de residuos

Reducir, reutilizar y reciclar son las mejores metodologías de gestión de residuos que podemos emplear. Debemos concienciarnos en la generación de la menor cantidad posible de residuos, puesto que la prevención en la generación es la mejor de las alternativas posibles. Podemos establecer acciones para reducir la cantidad de residuo generada pero también para minimizar al máximo la peligrosidad, seleccionando cuidadosamente la composición de las materias que utilizamos, buscando alternativas más sostenibles si es posible. Debemos fijarnos en intentar controlar:

  • La cantidad de residuos generados intentando prologar la vida útil de los productos
  • Los efectos contaminantes de los residuos en el medio ambiente y la salud humana

En el caso de aquellos residuos cuya reducción de la producción es imposible, se pueden establecer otras acciones dirigidas hacia:

  • Recuperación de materiales que en un principio podrían ser considerados como residuos, y que pueden ser reutilizados o reintroducidos en el proceso productivo

En un tercer lugar, debemos aplicar medidas para el reciclado de los residuos que no han podido ser reducidos ni reutilizados.

Mediante técnicas de reciclado le damos al residuo una segunda vida y un valor económico, por lo que reducimos la cantidad final de residuo que es depositado en un vertedero o incinerado sin ningún tipo de valorización.

Para optimizar y garantizar el reciclado de los residuos que generamos debemos poner el foco en:

  • Seleccionar los productos que compramos buscando y priorizando aquellos que tengan alternativas para su reciclado
  • Disponer de contenedores específicos para cada residuo reciclado, de manera que puedan ser entregados a gestores específicos para cada tipología. Por ejemplo, el plástico, el vidrio y el papel son tres materiales que pueden ser reciclados.
  • Buscar gestores para la gestión de cada material de manera selectiva y garantizando el reciclaje
  • Sensibilizar a todo el personal de la importancia de hacer una gestión segregada de los residuos reciclables según su tipología

Por tanto aplicar estas buenas prácticas de reducción, reutilización y reciclado pueden ser la mejor alternativa para la gestión de residuos y además nos pueden traer numerosas ventajas:

  • Mejoramos la eficiencia de nuestros procesos y reducimos costes
  • Disminuimos las cantidades de recursos, materiales y energía empleadas
  • Minimizamos los impactos ambientales
  • Mejoramos nuestra imagen como empresa ambientalmente responsable
  • Garantizamos el cumplimiento legislativo en materia medioambiental

 Valorización energética

Según la jerarquía de gestión de los residuos que hemos comentado, la valorización energética estaría considerada como la siguiente opción a tener en cuenta, después de descartar la posibilidad de reducción, reutilización y reciclado, y antes de optar por la eliminación.

En la Ley 22/2011 de residuos y suelos contaminados, se define la valoración como “cualquier operación cuyo resultado principal sea que el residuo sirva a una finalidad útil al sustituir a otros materiales, que de otro modo se habrían utilizado para cumplir una función particular, o que el residuo sea preparado para cumplir esa función en la instalación o en la economía en general”.

En el Anexo II de la Ley 22/2011 se señalan las operaciones que pueden ser consideradas como valoración.

Existen varias formas de valorización energética y sin entrar en más detalle podríamos señalas las siguientes:

  • Coincineración en hornos industriales como combustible secundario
  • Termólisis.
  • Pirólisis.
  • Gasificación.
  • Incineración convencional

Es necesario distinguir entre dos tipos de incineración:

  • Incineración con recuperación de energía.
  • Incineración de baja eficiencia energética de la que no se recupera energía.

Depósito en vertedero

El depósito en vertedero como medio de gestión de residuos, supone el depósito permanente para el almacenamiento y/o disposición final de residuos, en condiciones de seguridad y reduciendo al máximo las afecciones al medio ambiente. Los vertederos deben estar construidos atendiendo a unas medidas constructivas y de control que garanticen la menor afección ambiental posible.

Obligaciones del productor en cuanto a la gestión de residuos

Para dar cumplimiento a las políticas de gestión de residuos, la legislación española en materia de residuos, a través de la Ley 22/2011, es clara en cuanto a las obligaciones que todo productor de residuos debe cumplir en materia de gestión.

El productor u otro poseedor inicial de residuos, para asegurar el tratamiento adecuado de sus residuos, estará obligado a:

  1. Realizar el tratamiento de los residuos por sí mismo.
  2. Encargar el tratamiento de sus residuos a un negociante, o a una entidad o empresa, que esté debidamente registrada conforme establece la legislación
  3. Entregar los residuos a una entidad pública o privada de recogida de residuos, incluidas las entidades de economía social, para su tratamiento.

En el caso concreto de los residuos domésticos se realizará según establezcan las correspondientes ordenanzas locales.

El cumplimiento de dichas obligaciones en materia de gestión de residuos debe ser acreditado documentalmente.

Obligaciones del productor en cuanto al almacenamiento

En relación con el almacenamiento, la mezcla y el etiquetado de residuos en el lugar de producción, el productor u otro poseedor inicial de residuos está obligado a:

  • Mantener los residuos almacenados en condiciones adecuadas de higiene y seguridad
  • Cumplir con los tiempos máximos de almacenamiento de residuos, que son:
    • Para residuos no peligrosos en el lugar de producción será inferior a dos años cuando se destinen a valorización y a un año cuando se destinen a eliminación.
    • En el caso de los residuos peligrosos, en ambos supuestos, la duración máxima será de seis meses;

Los plazos mencionados empezarán a computar desde que se inicie el depósito de residuos en el lugar de almacenamiento.

  • No mezclar ni diluir los residuos peligrosos con otras categorías de residuos peligrosos ni con otros residuos, sustancias o materiales.
  • Los aceites usados de distintas características cuando sea viable técnica y económicamente, no se mezclarán entre ellos ni con otros residuos o sustancias, si dicha mezcla dificulta el tratamiento
  • Almacenar, envasar y etiquetar los residuos peligrosos en el lugar de producción antes de su recogida y transporte, según establece la propia legislación

Cómo se clasifican los residuos solidos

Para poder dar cumplimiento a todas las obligaciones establecidas en la legislación en materia de gestión de residuos, el primer paso necesario que debe dar el productor de residuos es tener los residuos generados perfectamente identificados, clasificados y cuantificados. Es especialmente importante distinguir los residuos peligrosos de los que no lo son, puesto que los residuos peligrosos están sometidos a requisitos extras en cuanto a etiquetado, envasado, almacenamiento y transporte y gestión. En este artículo te dejamos las indicaciones sobre cómo clasificar los residuos.

Normativa de gestión de residuos

La normativa en materia de residuos es cada vez más extensa y exigente. Consulta aquí la normativa española en materia de residuos.

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